Fundamentación Lema Curso 2023/2024

Déjate encontrar.

Del santo Evangelio según San Marcos 3, 13-19 

Subió al monte y llamó a los que Él quiso; y vinieron donde Él. Instituyó Doce, para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar con poder de expulsar los demonios. Instituyó a los Doce y puso a Simón el nombre de Pedro; a Santiago el de Zebedeo y a Juan, el hermano de Santiago, a quienes puso por nombre Boanerges, es decir, hijos del trueno; a Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el Cananeo y Judas Iscariote, el mismo que le entregó.

Fundamentación:

En nuestra vida actual, nos encontramos con una gran brecha. Vivimos en la comodidad. Tenemos a nuestro alcance placeres superficiales que nos llevan, a veces, a caer en el riesgo de vivir en el individualismo. Y cuando nos centramos en nuestros propios intereses, ya no hay espacio para los demás, ya no cabe ponernos en el lugar de la otra persona, ya no escuchamos la voz de Jesús.

Si ponemos nuestra mirada en los evangelios, podemos decir, con certeza y seguridad, que toda la vida de Jesús, desde su nacimiento hasta su muerte e, incluso en sus apariciones después de la resurrección, fue una larga serie de “encuentros personales” en los que comunicó a los hombres y mujeres, con quienes compartió su existencia en el mundo, su fe, su amor y su esperanza.

El papa Francisco en su exhortación apostólica Evangelii Gaudium recalca: “La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría”.

Queremos propiciar ese encuentro personal con Jesús, que podamos experimentar la alegría de sentirnos amados por Él. No podemos dar lo que no tenemos, pero, si en nuestra vida está Dios, cuando nos encontremos con el otro, esa alegría brotará de nosotros mismos.

En este mundo de la inmediatez, de la velocidad, de impulsos rápidos, tenemos que saber detener el paso, dejar de lado a veces lo urgente para dedicarnos más a lo importante, para poder mirar a los ojos al que tenemos delante, para escuchar, para compartir, para acompañar, para gozar del encuentro con los demás.